Arrastrando ambos fantasmas
sencillas palabras guardamos
y luego, sin pretender torturarnos
escapar los dejamos.
Alimentando el alma
con aquello que te quema
no evitas así la pena,
la revuelves y engrandeces
a través de tú interior.
Rojas se muestran las hojas
que sufren sin ver el sol,
rojos son los pétalos de una pequeña flor;
roja también es mi sangre
que vaga por entre mis venas
sufre si no le muestras
un poco de tú calor.
En tus manos tienes
el poder evitar
las mismas situaciones
que antes viste pasar.
Nadie dijo que el camino
fuera llano,
sin piedras se nos mostró,
y al descalzarte compruebas
que las marcas del zapato
difícil son de borrar.
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