EL HADA Y EL TAHÚR
Con las últimas gotas de lluvia que aún se dejaban ver, recordó las palabras dichas por él anteriormente. “Dad me un poco de vuestro polvo de hada…sin el, mi juego no tendrá valor…” la niña levanto su mano y le dejo caer un poco de su polvo imaginario encima de las manos de él. Sin darse cuenta, sólo con creer en la magia de los cuentos le estaba entregando mucho más de lo que él había pedido. Le estaba dando el poder de la confianza en uno mismo. Con este poder entre sus manos, todo lo que quisiera emprender le saldría bien.
Todos los allí presentes rieron al comprobar que sus juegos de manos le salían como correspondía a un buen tahúr, eso si, todo poder mágico termina cuando no haces lo esperado por el hada que te lo ha concedido y el Sr. tahúr no fue consciente de ello hasta que ya era tarde. Al mofarse de los poderes del hada, provocó en ella una reacción que no esperaba. La niña volvió a soplar haciendo que la magia volviera a marcharse de las manos del tahúr. Toda la gente que se encontraba presente pudo comprobar los posteriores errores en los juegos de manos. Abucheando al tahúr por ellos.
La reacción del tahúr fue intentar pedir ayuda otra vez a su amiga el hada. Al levantar la vista para hacerlo, el hada ya no estaba junto a él. Había volado ya hasta su mundo imaginario, separándoles una gran distancia. Él se quedo triste llorando la perdida, pero demasiado orgulloso aún para reconocer la magia que había perdido y perdería por siempre jamás…siempre que su orgullo fuera mayor que su corazón.
Con las últimas gotas de lluvia que aún se dejaban ver, recordó las palabras dichas por él anteriormente. “Dad me un poco de vuestro polvo de hada…sin el, mi juego no tendrá valor…” la niña levanto su mano y le dejo caer un poco de su polvo imaginario encima de las manos de él. Sin darse cuenta, sólo con creer en la magia de los cuentos le estaba entregando mucho más de lo que él había pedido. Le estaba dando el poder de la confianza en uno mismo. Con este poder entre sus manos, todo lo que quisiera emprender le saldría bien.
Todos los allí presentes rieron al comprobar que sus juegos de manos le salían como correspondía a un buen tahúr, eso si, todo poder mágico termina cuando no haces lo esperado por el hada que te lo ha concedido y el Sr. tahúr no fue consciente de ello hasta que ya era tarde. Al mofarse de los poderes del hada, provocó en ella una reacción que no esperaba. La niña volvió a soplar haciendo que la magia volviera a marcharse de las manos del tahúr. Toda la gente que se encontraba presente pudo comprobar los posteriores errores en los juegos de manos. Abucheando al tahúr por ellos.
La reacción del tahúr fue intentar pedir ayuda otra vez a su amiga el hada. Al levantar la vista para hacerlo, el hada ya no estaba junto a él. Había volado ya hasta su mundo imaginario, separándoles una gran distancia. Él se quedo triste llorando la perdida, pero demasiado orgulloso aún para reconocer la magia que había perdido y perdería por siempre jamás…siempre que su orgullo fuera mayor que su corazón.