En esa sombría mañana, despertó con sudores después de dormir. Su pijama estaba empapado en sudor, se lo quito para dirigirse a la ducha. Extrañas imágenes pasaban por su cabeza cuando cerraba los ojos, cosas que no llegaba a comprender.
Tenia que entrar en el museo por lo menos quince minutos antes que todos los días, ya que hoy en especial, traían una nueva adquisición. Se trataba de un viejo retrato de un ojo, si, solo un oscuro ojo pintado.
La ducha fue rápida, vistiendo su uniforme deprisa para no llegar tarde. Salio y se dirigió al museo. Vivía a pocas calles de él. Con lo que hoy tendría tiempo de desayunar antes de que trajeran el cuadro, colocar todas las medidas de seguridad antes de abrir el museo. Aunque ella pensó, que ese cuadro en si, quien lo iba a querer tener en la pared de su casa.
El cuadro lo entraron con todas las medidas de seguridad, como si de una gran obra de arte se tratara. En una sala iluminada se coloco, esperando ser visitado. Tenía algo especial, pensó, atrae de una forma que no puedes quitar los ojos del cuadro.
Las visitas al museo comenzaron a llegar, y ese día más de lo habitual. El cuadro tenia una negra historia. Todos los que lo habían poseído, morían de una forma extraña. El morbo de la gente es lo que los atrae al cuadro, pensó ella.
Un grupo de niños procedentes de un colegio especial, tenían una visita concertada esa misma mañana. Era un grupo de unos veinte niños. Normalmente, cuando los colegios visitaban el museo, se los vigila de cerca. Ese día, no fue así.
Cuando entraron en la sala del cuadro del ojo, se produjo un cortacircuito en el museo, apagándose todos los sistemas de seguridad y la luz en todas las salas. Los niños asustados algunos, otros tomándoselo más divertido, se pusieron a reírse de los que sentían miedo.
Un grito sonó, parecía que saliera del cuadro. Con la oscuridad, este comenzó a iluminarse y atraer la mirada de los más incautos niños. Quedando paralizados ante su gran ojo. En esa sala, una extraña luz azul ilumino el pasillo, siendo observado por el vigilante que salas más atrás se encontraba. Avisando a sus compañeros de lo que pasaba. Cuando se disponía a acercarse lentamente, la luz volvió al museo.
Hicieron el recuento de todo el museo, no faltando ningún objeto. Las cámaras de seguridad del museo percibieron algo extraño en esa sala, antes de que se fuera toda la luz, una aureola azul se desprendía del ojo saliendo como si fuera algo vivo.
Uno de los profesores que venían con el grupo de niños, se acerco a ella para comunicarla la falta de dos de sus niños. Nadie los había visto separarse del grupo, por lo menos, antes del apagón. Con las cámaras de seguridad y paso a paso, recorrieron todos los rincones del museo, no encontrando a los niños. Pensando que seguro que se asustaron y salieron corriendo de la sala hacia la puerta, abandonando el museo.
Los profesores llamaron a sus padres, comunicando el incidente. Pidiendo a los padres, que una vez llegaran los niños a sus domicilios, por favor les avisaran para dejar de buscar. Los niños nunca aparecieron. Las visitas al cuadro fueron suspendidas hasta nueva orden por la policía local. Hasta que se aclarara todo lo sucedido.
En un callejón, alguien reparte dos invitaciones al museo para ver un extraño cuadro….